El pequeño podenco maneto se encontraba solito, abandonado en los alrededores de una urbanización de Castellví de Rosanes (Barcelona), desde hacía unos 10 días. Los vecinos del lugar le veían con cierta frecuencia, ya que deambulaba por las calles en busca de comida. Extremadamente asustadizo, teníamos que preparar cuidadosamente la estrategia para capturarlo.

Los avisos de una vecina animalista de la zona fueron claves para poder realizar el estudio de seguimiento mediante Fototrampeo.

Su ayuda nos permitió fidelizarle y observar su comportamiento a través de las cámaras. Claramente solo tendríamos una oportunidad por la noche, situando la jaula al fondo del barranco donde solía aparecer. ¡Así que nos pusimos manos a la obra!

Aquella noche nos hizo esperar casi 3 horas, hasta que empezó a aproximarse a la jaula. Apenas dudó unos segundos en entrar, ya que el hambre le podía y no sospechaba que esa estructura rara que se integraba en el bosque le iba a cambiar la vida por completo.

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Sobre la 01.00 ya lo teníamos, ¡Era nuestro!

Sacarlo de la jaula para trasladarlo al coche fue toda una odisea, nos lo puso tan difícil que nos mordió (¡y fuerte!). Pero no había dolor que empañara la felicidad que sentíamos: ¡El pequeño podenquito estaba a salvo y pasaría a formar parte de nuestra familia! 

¡Chispi se recupera favorablemente y ya muestra signos de ser un gran compañero de vida! 

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