Cuando recibimos el aviso, suponíamos que nos íbamos a enfrentar a lo de siempre: Podenco abandonado, muy asustado y hambriento. Pero no imaginábamos que nos encontraríamos a este príncipe de color nieve tan hecho polvo. Y es que da pena mirar a este podenco campanero, en un estado lamentable, probablemente con una leishmania galopante y muchísimo miedo hacia las personas. ¡Que tristeza!

Nuestro pobre podenco se movía en círculos, iba y venía, hambriento, desconfiado. Hicieron falta hasta tres viajes a la jaula para que pudiéramos tenerlo con nosotros. Entramos en la jaula sin problemas, pues él se mantenía al fondo, atemorizado. Nos provocó una enorme tristeza ver ese sufrimiento que lleva marcado en la piel y en su mirada, agachando la cabeza y temeroso ante cualquier movimiento nuestro. 

Sea como sea caballero de las nieves, vamos a recuperarte, queremos verte feliz y sano y no pararemos hasta conseguirlo. 

A nuestro querido podenco de color nieve le espera aún un largo recorrido hacia su recuperación física y emocional, pero no va a estar solito.

ESTAREMOS A TU LADO.

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